viernes, 21 de diciembre de 2012

47/ Poesía sencilla

La melancolía (y la tristeza mudada en ésta) deviene dadora de arte. Melancólicos conspicuos han rolado, en cada época, la dirección de los vientos.

     Mercedes de Velilla engrosaba ese colectivo… 

     Leo: “Mas así como tú dejas al irte/ los seres sin calor, las flores lacias,/ así también mi sol, cuando se aleja/ ¡ay! me deja sin vida y desolada.” 

     Releo: “Venid; que si mis cantos se extinguieron/ del arpa muda entre las cuerdas rotas,/ en lágrimas después se convirtieron:/ lágrimas os daré… con esas notas/ siempre las almas tristes se entendieron”. 

     Aquí no se pretende simular belleza y hondura con juegos verbales malabáricos: no se trata de poesía post-moderna; sí, de poesía sencilla (y no, por ello, simple…). 

     Mercedes: me prosterno ante ti.

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