martes, 4 de diciembre de 2012

42/ Auto-recriminación

Anteayer visioné un reportaje televisivo sobre Fogwill. Hoy finiquito mi lectura del Canto a mí mismo de Walt Whitman. Rubricado éste (¡atención!) por León Felipe. El bardo zamorano lo prologa y parafrasea. Canta León-Whitman en Canto… a que hay que arremeter, sin lloros, contra la ola.

     Los poetas líricos solemos ahogarnos en las procelosas aguas de la aflicción. Fogwill resolvió levar anclas y se echó al océano de los provocadores. Ad perpetuam permaneció vigilante. Conjeturo: el yo y la plenitud deambulan por separado. Tanto sentimentalismo verbal, a la larga, acaba hastiándome. Basta ya de pesadumbres. Pregunto: ¿Dónde radica el optimismo?… 

     No más automatismos. Ni más repetidas transgresiones (o tanto monta: insulsa libertad creativa). Conste que todo esto me lo sugiero, recrimino y espeto a mí mismo.

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