viernes, 11 de abril de 2014

136/ Melancolía

Intercambio de impresiones entre poetas con sonsonete juanramoniano

Hoy he tenido la dicha de poder entablar un breve diálogo con Federico García Lorca y con Luis Cernuda Bidón. Ha acontecido el coloquio en el patio de mi casa (que no es particular). Un limonero enano rezumaba vaharadas de azahar allí y luego, ya instalado yo en mi cuarto de trabajo, oí una voz que dijo… Se sabrá al final. O no. Ahora voy a transcribir de memorieta lo que, más o menos, nos dijimos unos a otros con la excepción del poeta granadí que no hizo partícipe de su canción sino a quien con él iba: una tal Alma. Empezaré por el principio. Abajo, en el patio… García Lorca a esa tal Alma: “¡Alma,/ ponte color naranja!/ ¡Alma,/ ponte color de amor!” ¿Y qué más? Yo a García Lorca: En la mañana azul de rubicundo aire extrafino quise, Federiquillo, ser yo y no lo logré… ¿Y qué más? Luis Cernuda a mí y solo a mí: “Como él mismo extranjero,/ como el viento huyo lejos./ Y sin embargo vine como luz.” ¿Y qué más? Yo a Luis Cernuda: Si algún día, Luis, pudiese este poetilla de 2º nivel escribir algo siquiera parecido a eso… ¿Y qué más?, ¿y qué más?... Diré que los tres (Lorca, Cernuda y un servidor) marchamos de donde tan aquietadamente estábamos, hacia ninguna parte. Yo, con Canciones y con Un río, un amor bajo la sobaquera. Ellos, chorreando belleza propia... O, tanto monta: versos y más versos sobre el borde cristalino del cuenco de la poesía, envolviendo éste, rebosándolo y traspasándolo y anegándolo de ritmos. Arriba, en el cuarto… Una voz lastimera a nemo (a nadie): "Y nos fuimos (los tres) de allí. Y nos vinimos (los tres) aquí". ¿Y qué más? Otra voz apagada y triste a... ¿Quién, qué? Lo previsible. Ay. Pues eso. Y, ahora, a otro menester…      

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