Entre
lectura y lectura de Sentado alegre en la
popa (volando voy…), volando vengo a Idilios
y en el camino yo me entretengo y aventuro mi plumaje y mis alas por La luz en la pintura (Carroggio, S.A. de
Ediciones. Barcelona, 1998) cuyas luminiscentes páginas guardan cuantiosas
obras maestras del arte del pincel. Entro entonces en un estado mental
transitorio en que me desborda la sensualidad de imágenes y palabras cuasi confundidas entre sí. Pondré un
ejemplo… Leo un verso juanramoniano, tipo: “Te quedaste indefensa con mi jesto
(así, con jota)”, y al rato ya Dragó me está instruyendo motu proprio sobre la
India. Más explícitamente: sobre los usos y costumbres de la India. Pero ahí no queda la cosa y el caso... De
seguido, cansados mis ojitos por el barroquismo dragoniano que pone en un brete
al lector nada dado a buscar en el diccionario el significado de términos ignotos
para él, se topan éstos (mis ojitos) con Ia
Orana Maria (de Paul Gauguin) expuesto en el “Metropolitan Museum” de Nueva
York. E inmediatamente, no sin antes descifrar (y asimilar junto a la que le
sigue y le precede) esta estrofa de JRJ: “Mudó la tarde de color las cosas/ y
todo fue distinto./ Ya no correspondía/ tu pelo a tu vestido, /tu última carne
no cubierta/ a tu primer –ya en otra luz–,/ a tu primer suspiro”, escruto Virgen de las rocas (de Leonardo da
Vinci) colgado en un muro de la Nacional
Gallery de Londres en la cual tuve la suerte o el acierto
(era mi intención ir allá) de poder estar junto a Alejandra Quintanal
Fernández-Escandón el año 2007. Tal día como ese ambos quedamos embelesados
frente por frente a Los girasoles (de
Vincent Van Gogh)… Transcurrieron cinco o diez minutos imborrables para mí y,
supongo, para ella. Me pregunto si no se habrá olvidado… ¡Ya ha llovido! También palabra
e imagen se mixturaron en aquella ocasión: nuestros comentarios hechos a tan
extraordinaria pintura salieron de dos bocas extasiadas que pretendían teorizar
sobre la belleza que atesoran unos simples girasoles colocados en el interior
de un jarrón común. Cosas del arte pictórico. Y de la nostalgia. Ay.
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