martes, 26 de noviembre de 2013

115/ ¿Una ventaja?

La narrativa de Umbral raya en lo maravillosamente obsceno. Memorias borbónicas ejemplifica lo que digo. Más allá de la página ochenta esa obscenidad empalaga. La novela aludida rezuma maestría en el uso de la hipérbole y del porno-erotismo. No de la magia. Hecho que dispensa a su autor el dudoso privilegio de desparecerse a Gabo. Éste exagera y ¿porno?-erotiza poéticamente. Aquel socialmente. Nada que ver. Al leer las “Memorias” de Paco he pensado en las obras de Gabriel. Lo social emborrona lo mágico. Si Márquez me fascina, Umbral me anonada. Quisiera escribir como el primero. Ambientar mis novelas como el segundo. Imaginar la vida como ambos y como ninguno acabarla: conocer el destino de alguien puede devenir suficiente para estar uno en paz consigo mismo. Ignoro si esto último es vituperable.        

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