martes, 14 de agosto de 2012

7/ Augurio lírico

Retornando a Alberti…

     El de la noble y bella ciudad del Puerto de Santa María exhuma, como símbolo, al toro. ¿Dónde? En Entre el clavel y la espada. Sección: <<Toro en el mar (elegía de un mapa perdido)>>.

     Un halo de esperanza aflora, inútil, en mí…

     Nuestra <<piel de toro>> no se enajenará: tan banderilleada ha quedado. No le restan fuerzas para rebullirse. Ni para bufar, enloquecida de dolor, exhausta de arte. Ni siquiera le restan (fuerzas, digo) para oscilar la testuz de un lado a otro como en la suerte del descabello. 

     Nuestra <<piel de toro>> permanece exánime, echada en el albero. Nuestra <<piel de toro>> se resquebraja inevitablemente. Ya ve acercarse la puntilla… La mano diestra del diestro enarbola el aire…; el Espada, la puntilla.

     Nuestra <<piel de toro>> emite un último bufido en el que cabe todo un sentir popular e impopular al mismo tiempo.

     <<Y, ¿no será un mal sueño?>>, me digo. Entonces…, Machado. Y luego: <<Ay>>. 

     Eso es todo.