Áulico Yago: Cuentas nueve meses en tu aljaba. Estas hojas volanderas te rinden pleitesía. No eres poeta, ni pintor, ni músico. Todavía, no. Sí, uno de los propulsores de mi existencia. El otro es la literatura. ¡Cómo no adjudicarte espacio alguno aquí!
Eres de luna con sol. Como lo fue la Filomena de Juan Ramón Jiménez. Y eres epigrama. ¿Alguien prejuzga, aún, tu preeminencia en esta bitácora?… Adoleces de incalculable valor: respiras.
¿Mi empeño? Mostrarte verosimilitudes. El de tus padres (y mío. Y de todos), verte crecer. El de tus abuelos, aferrársete. Todos te proyectamos libre; no lo olvides nunca.
Y si te da por seguir mi estela…
Uno: no indagues en la utopía.
Dos: di asiduamente “te quiero” a quien, según tu criterio, lo merezca.
Tres: no leas hasta la extenuación (sí, lee).
Cuatro: no seas escritor; la mayoría de nosotros nos envanecemos…
Ahora contemplaré los dos astros azules que tienes por ojos… Balbuceas. Me allego, sigiloso, a ti…
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