martes, 21 de agosto de 2012

12/ C: B

Todo A es B. C es A. Luego C es B. Que todos somos el Otro, y todo, no requiere mayor elucidación. Empatía y conciencia nos habilitan para serlo. Inquiero: ¿Por qué no aceptamos nuestra propia muerte? ¿Por qué la ajena, sí? Todos los hombres son mortales. Sócrates es hombre. Luego Sócrates es mortal. Luctuosa certitud. Yo no anhelo que la Pálida Dama me aprese. Nunca cavilo mi óbito. Creo, tal G.G.M., que nada más fenece quien se aleja de los camaradas. En Doce cuentos peregrinos da cuenta de ello. Juzgo la práctica, en buena liza, asepsia contra el pavor. O lanzadera a la libertad. Infiero: Hay que avecindarse a la muerte. Solo avecindársele. No abrazarla a deshora. De ejecutarlo caeríamos en despropósito. Es sabido que la libertad adolece de precio. Abonémoslo.         

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