(...de Inquisiciones)
Cuenta Borges lo
paradigmático de González Lanuza en lo relativo al ultraísmo.
Con respecto a tan conocida corriente literaria no habría en Lanuza sino un epicentro
generacional. Su libro (Borges no aclara cuál libro) “es arquetípico de una
generación”. Y, otra vez, da muestras de imparcialidad: “Son inmerecederos de
ese nombre los demás (…) Estorba en Guillermo de Torre la travesura de su
léxico huraño (…), en Reyes la prepotencia del motivo del mar (…), en Diego la
devoción exacerbada de Huidobro (…), en Bernárdez la brevedad pueril de emoción
(…), y en [mí] la duradera inquietación metafísica”. Eso se llama
humildad. Echo de menos a novelistas y poetas que recelen de su propia obra y
respiren el aire puro de la autocensura. Muchos creen (creemos) comerse el
mundo de las letras cuando en puridad son (somos) devorados por él.
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