(...de Inquisiciones)
Cuenta Borges acerca
del criollismo una verdad desalentadora: que sus señas de identidad no son sino
“(…) la tristura, la inmóvil burlería (…) [y] la insinuación irónica (…)”. He
empleado el término desalentadora por
un motivo concreto: hay una desigualdad entre el carácter auténtico del criollo
y el que se le quiere endilgar. Un americano de ascendentes españoles extravía
la pasión de sus antepasados por la quietud de sus ahora-presentes. Algo
informa su alma que no casa bien con él. La vida propone y el criollo nunca
dispone. No es ajena a este hecho la literatura.
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