Cuenta Borges algo sobre la maestría de Cansinos Asséns en el manejo de la metáfora. Declara: <<(…) No es áspera y arrojadiza [sino] (…) espaciosa y amplia y su paradigma menos dudoso está en los narradores árabes o en los grandes latinistas del mil seiscientos>>. Solo una circunstancia le apearía del trono del mejor prosista español: la falta de austeridad. Y es que <<se encariña con todo tema, lo mira demasiado y es indeciso en los adioses>>. Una llamada de atención al ingenuo lector cierra este capitulillo: <<Quiero prometer a quienes examinen sus libros, la más intensa y asombrosa de las emociones estéticas>>.
Siento repulsión hacia la palabra examen. Al toparme con ella tirito y me dan convulsiones. Entrego el beneficio de la duda a Borges y pienso que alude a: <<leer con atención>> tan maravillosa obra. He dicho: pienso; léase: anhelo pensar. No es lo mismo.
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