(...de Inquisiciones)
Cuenta Borges que el
estilo de Fernán Silva Valdés se nutre de imágenes inéditas trasparentando un
arte antiguo. Y que “a un sentimiento nuevo no le conviene la línea curva de la
imagen y sí la derechura del cotidiano decir”. Y... “¡qué grato es entretejer
guirnaldas de imágenes alrededor de un tema ya adentrado en la intimidad de las
letras!”. Verdad es, subraya luego el poeta, que Schopenhauer aseveró que las
metáforas eróticas son de fácil descifre. Y no menos cierto es que la
conciencia que se encarga de alumbrarlas se construye generación tras
generación. Por eso El rancho de
Silva Valdés resulta “(...) bello y no asombroso meramente”. Creo con firmeza que el carácter
intelectual de la imagen cava su propia tumba. Los lectores post-modernos
declinan pensar en pos de sentir. Es lo que yo llamo `la dictadura de las emociones´. No me sitúo del todo en frente. Solo empiezo a estar un poco harto
del lirismo de hoy. Entiéndaseme: fácil y a vuelapluma.
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