(...de Inquisiciones)
Cuenta Borges que Gómez de la Serna y Cansinos Asséns son y no son análogos. El madrileño experimentaría jugando con las letras. El sevillano las emplearía para el sollozo. Y, a la vez, el primero sería trágico en su afán de huir del espíritu castellano a través del juego. Mientras el segundo llegaría a ser lúdico a tenor de una búsqueda alocada de metáforas. En esto ve Borges el corolario de la juventud: una significación banderiza que rige su preferencia.
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