Cuenta Borges que descubrió a Norah Lange cuando él pretendía saciar el buche de la vanguardia con sus escritos; cuando su anhelo era olvidar la lírica gastada para cursar <<la imagen, la sentencia, el epíteto>>... De la autora que pariera (<<Afuera la noche/ sacudiendo angustias./ Adentro, el corazón/ fresco de amor/ ¡Como una hoja nueva!>>) relata que sus versos quinceañeros resultaban limpios y que fue ella quien dio forma a Inquisiciones.
Confieso que me han entrado ganas de leer a Norah Lange. La he buscado en la red y se me han puesto los pelos como escarpias al descifrar algunas de sus composiciones. Concisas. Intensas. Libres de broza. Implacables de corazón. Ágiles de mano...
Su voz, me parece, prefigura (sólo en cierto sentido y, acaso, dejándome llevar por la emoción lectora) la mía. No sé si es el tono o la pulcritud versal o el arte menor o qué… Y a ráfagas, creo, la de Adriana Schlittler Kausch sin parecérsele pero aproximándosele un punto en la manera de inspirar y exhalar el aire…
Ya empiezo a sentirme, Norah, seducido por ti. Ya empiezo a amarte con toda el alma.
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