miércoles, 25 de diciembre de 2013

118/ Imposibilidad posible

Ignoro dónde radica el arte de Borges. Si en la trabazón de ideas. Si en el barroco o neobarroco contenido. Si en la erudición. Si en el modo de puntuar anormalmente melódico. Si en todo ello a la vez y en nada en particular. Uno solo de sus párrafos re-presenta todos los párrafos; una sola de sus líneas, la totalidad de líneas. Acaso el verbo congregue la genialidad. Ejecutar por hacer. Prefigurar por adivinar. Sojuzgar por dominar. Redactar por escribir. Inquirir por examinar… Y el manejo del tiempo, no el literario o textual, sino el otro: el ideal o especulativo.

     Una de sus tesis es: Todo escritor erige a sus predecesores. Kafka crea a Nathaniel Hawthorne (y no a la inversa). Francisco Ayala profiere sentido a Cervantes; Garci enunciaría: “¡Prodigioso!”; Borges lo pondera universal. El cosido de los párrafos no es menos lúcido: el hilo apenas se intuye y es como de araña: indestructible. Quien lee, al cabo, se percata y piensa: ¡Ah, por esto decía… (tal o cual cosa)! En Inquisiciones difiere del de Otras inquisiciones, no del de Ficciones o El Aleph. Asimismo se distingue del de El libro de arena o El informe de Brodie (más ponderado y eficaz. Menos delicioso). Él (distinto a todos los escritores de todas las épocas y creyente en que la lectura, y no el texto en sí, es la variable fundamental del conjunto “Literatura”) mudó de apoco el estilo. A lo primero, barroquísimo. A lo segundo, neo-barroquísimo. De ahí a lo sencillísimo no hay un trecho demasiado ostensible.

     Declarar (en esta bitácora) la felicidad que me produce cualquier texto borgiano incurre en pleonasmo. Rehusaré, pues, hacerlo. En el transcurso de esta semana remataré mi lectura de Otras inquisiciones. Quizá recurra a imaginarla cíclica (interminable). ¿Cuántas veces (divago ahora) leería yo la obra así, cíclicamente, de alcanzar la vejez mis días?… La respuesta del bonaerense, me parece, no se haría esperar: <<Una sola vez>>. Toda lectura normalizada es “muchas” lecturas. Un texto enmarca diversos textos; como una novela diversos capítulos. Hay quien llama al prodigio: “Líneas interpretativas”. Agotar esas líneas interpretativas en una única lectura es, posiblemente (y esta vez sí: Que sirva de ejemplo), imposible.

lunes, 16 de diciembre de 2013

117/ Amores ocultos

...a cuantas en busca de paz fueron Ella.


Ya La peste es uno de mis libros de cabecera. Su autor (Albert Camus) no escatimó en grandeza literaria al escribirlo. Es novela proverbial. Gigantesca. Purísima. Dos vertientes suyas me han hipnotizado: aquella que perfila la condición humana en tiempos de penuria y pavor (general); y aquella otra que refiere el sentir del hombre individualista en toda época (particular). Ambas suponen para mí una corroboración y decenas de recuerdos. Corroboro la colectivización social en medio de un clima de sufrimiento y opresión generalizados (piénsese en la cacareada crisis actual). Escribe Camus: <<(…) Todo consistía en renunciar a lo que había en ellos de más personal. Mientras que en los primeros tiempos de la peste eran heridos por una multitud de pequeñeces que contaban mucho para ellos y nada para los otros (…), ahora, por el contrario, (…) se interesaban en lo que interesaba a los otros (…)>>. La segunda vertiente es la del amor que da y no recibe quien se ha independizado de todos y de todo. Camus alude al materno y al fraterno. Yo lo hago extensible al carnal, comúnmente denominado “de pareja”. Prestémosle atención a Camus: <<(…) Y ella llegaría a morir –o él– sin que durante toda su vida hubiera podido avanzar en la confesión de su [amor]>>. Espeluznante. Ocurre a menudo; me atrevería a apuntar: más de lo imaginable

     ¿Por qué callamos? ¿Qué nos induce a ocultar amor? Camus aventura una causa: <<(…) Vivir únicamente con lo que se sabe y con lo que se recuerda, privado de lo que se espera>>. Y concluye: <<No puede haber paz sin esperanza>>. Perdida ésta en el regreso de un amor que pudo ser o seguir siendo y que no será, es claro, nos entierra en vida. Entonces buscamos crepúsculos con que calmar nuestra ansiedad o textos hermosos con que refutarla. Entretanto hay un hombre o una mujer, ignorantes, que nunca sabrán nuestro desvelo. ¿Merece esto la pena? ¿Es justo? Una revelación de amor no debería incomodar sino, más al contrario, gratificar. Aunque el sentir que la fundamenta no sea correspondido.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

116/ Paralelismos

...con Sara, Raquel e Irene en el recuerdo.

    

Daniel, el Mochuelo, cuenta once primaveras. Once fueron las veces que yo vi amanecer un 17 de abril. Él debe partir a la ciudad en busca de progreso. Yo tuve que marchar a Granada en pos de la vida. Su amigo el Moñigo zurra a hombres que están en la veintena. Yo atizaba a adolescentes. Daniel nace en un valle septentrional. Yo nazco en otro sureño. La hermana del Moñigo se llama Sara. Yo tuve un amor de aula: Sara. El Mochuelo y el Moñigo, de ordinario, se aventuran fuera del pueblo. Yo indagaba más allá de las fronteras del mío. El pueblo del Mochuelo dispone de estación ferroviaria. En el mío paran los trenes. En el pueblo del Mochuelo vive un marqués: Antonino. En el mío vive otro <<marqués>>: Antonino. Una mujer responde al nombre de Rita y al sobrenombre de Tonta. Yo conocí a una Rita que era un poco tonta. El Moñigo ejecuta flexiones gimnásticas que congestionan su musculatura. Yo me aficioné al levantamiento de mancuernas y de placas de hierro, auxiliado por poleas. El Mochuelo y sus camaradas Moñigo y Tiñoso tienen un encuentro con el Manco (“viejo” sabio). El niño co-protagonista de mi segunda novela lo tiene con otro anciano sabedor. La Mariuca-uca es rubia con ojos azules. La niña co-protagonista de mi segunda novela es rubia con ojos azules. El padre del Mochuelo es cazador. Mi abuelo era cazador. El hermano de la madre del Mochuelo regala a éste un Gran Duque (tipo de búho). Yo veía uno de éstos en casa de Miguel el de Antonia cada vez que iba allá con mi primo de visita esporádica y fugaz. Y lo más llamativo de todo: un amigo mío responde al apodo de Mochuelo.

     El año 1989 leí, por vez primera, El camino. Hoy, termino de releerlo. Es uno de los libros de mi infancia. Tuve que examinarme de él; no me arrepiento (porque me gustó). Lo leí con minuciosidad. Hasta creo que aprobé. He estado a punto de sollozar tres o cuatro veces conforme avanzaba en mi re-lectura. Esas letras que conforman palabras que conforman frases que conforman párrafos que conforman capítulos que conforman la novela son la misma novela y capítulos y párrafos y frases y palabras y letras que mi cerebro registró con solo once abriles y que, hoy, vuelven a insinuársele (a mi cerebro) a modo de sugestión emotiva. ¡Qué disparate el tiempo! Cada término refleja un sentir gestionado por mí de modo diverso, según criterios de infancia y de adultez. Todos los sentimientos, todos, y no el amor: sigo amando como un niño y, como tal, pataleo y lloriqueo disconforme… Todos, todos, hasta la soledad. De niño le rehuía y la disfrutaba. De mayor, la busco y la detesto, la llamo y la repudio. Incluso, le pongo nombre poético (del portugués): <<Saudade>>. Todos ellos, y ninguno, me pasaron por la cabeza. Siendo niño supe la vida. Me he hecho hombre y solo sé lo que hay en los libros. He vuelto a mi felicísima niñez con la tristeza de un hombre no hecho y aún torcido. Corrijo: Con la entereza. Largamente suspiro ahora (todo suspiro es una protesta pacífica)…

     Mi gratitud a Miguel Delibes por ofrendarme El camino. Mi querido y soñado (siempre literario) Camino.

martes, 26 de noviembre de 2013

115/ ¿Una ventaja?

La narrativa de Umbral raya en lo (maravillosamente) obsceno. Memorias borbónicas ejemplifica lo que digo. Más allá de la página ochenta esa obscenidad empalaga. La novela aludida rezuma maestría en el uso de la hipérbole y del porno-erotismo; no de la magia. Hecho que dispensa a su autor el dudoso privilegio de desparecerse a Gabriel García Márquez. Éste exagera y ¿porno?-erotiza poéticamente; aquél, socialmente. Nada que ver. 

     Al leer las “Memorias” de Paco he pensado en los libros de Gabriel: lo social emborrona lo mágico. Si Márquez me fascina, Umbral me anonada. Quisiera escribir como el primero, ambientar mis novelas como el segundo, imaginar la vida como ambos y como ninguno acabarla: conocer el destino de alguien puede devenir suficiente para estar uno en paz consigo mismo. Ignoro si esto último es vituperable.

martes, 19 de noviembre de 2013

114/ Adivinatorio

En La agonía del cristianismo Unamunillo da rienda suelta a sus argumentos cabezona y sentimentalmente. ¡Gustaba Miguelón del dualismo! Oposición que engendraría una tercera realidad: la contradicción con valor en sí misma. Acá (en La agonía…) nos habla de Evangelios; en el cuarto, se encastilla el motivo de la condena de Cristo a cargo de escribas y fariseos. Unamunillo lo cifra en el antipatriotismo. Leed: “Se reunieron (…) los fariseos en concejo y dijeron: `¿Qué vamos a hacer? (…) si le dejamos así, todos creerán en él y vendrán los romanos y nos suprimirán el lugar y la raza´. Y uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote de aquel año, les dijo: `Vosotros no sabéis nada, ni pensáis que os conviene que muera un hombre por el pueblo y no que perezca toda la raza´”. Pregunto: ¿La judía? 

     Corría el año 1924 cuando Miguelillo casi-cura-brujo Unamuno entregó a la imprenta la mencionada obra. El nacionalsocialismo alemán brotó en 1933. Ocho años después, en 1941, principiaría el Holocausto o Solución Final. Rehúso arrinconar el pensamiento que dicta que todo lo por venir está en los libros (en cientos de miles de millones de volúmenes). ¿No encerrarán, éstos, una clarividencia verbal e inaudita? Aprendamos, pues, a descifrarla. Y que el azar nos conduzca a ella cuando la inspiración racional nos embargue. Y que nos alcance el espíritu para tales niveles de exigencia intelectual. ¡Demasiadas condiciones! No sin innumerabilidad ahí fuera (o acá dentro) están los libros (olorosos a letra viva)… Probablemente hoy se esté escribiendo, en una de tantas páginas, la hecatombe del mañana.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

113/ ¿Tardíamente precoz?

El universo lorquiano continúa alimentándome. Hoy, 4 Piezas Breves. A saber: El primitivo auto sentimental: fábula cuyo tema álgido radica en la peregrinación de las almas hacia el Más Allá; Del amor. Teatro de animales: fábula `deshumanizada´ que desarrolla el tema de la “rebelión contra la injusticia”; Sombras: farsa donde hay tensión entre “el deseo y la razón y la desesperación y el escepticismo”; Jehová: farsa, inconclusa, que hace hincapié en Dios y El mal y El hombre grotescamente. Todas ellas las aireó Federico en 1918, 1919, 1920 y puntos suspensivos. O sea: precozmente. El dramaturgo fue arrojado a la luz el año 1898. Con veinte, veintiuno y veintidós de nacido ya ejecutaba tales prodigios. No son bosquejos ni intentonas fallidas. En estos dramas hay oficio y embrionaria evolución teatral. Otros despuntarían antes auspiciados por la imprudencia. Pregunto: ¿Con la maestría del granadí?…

     ¡No hay que correr!, dicen algunos, y en rigor es verdad. Sucede que existen quienes son de natural chispeante y explosivo y cuya metralla salpica al mundo (la mirada perdida en la levedad del ser; desgarbados (a veces); con caminares excéntricos (no siempre). A estos suele llamárseles… genios.

     ¡Y punto en boca, hombre ya!  

lunes, 11 de noviembre de 2013

112/ Contra natura

He vuelto a Gabriel García Márquez. A su literatura. Concretamente: a Del amor y otros demonios. Escalofríos. “Adulancia”. “Infaltez”. Qué intensidad mágico-realista e imaginación volcánica al par. Nadie escribe, hoy, así. El más granado de los novelistas no se le arrima un ápice a Gabo. Obra, la suya, pluri-significativa con personajes oníricos y verosímiles. Hay uno que susurra frases latinas al oído de los caballos. Se llama Abrenuncio, y del amor opina: <<[Que es] un sentimiento contra natura, que [condena] a dos desconocidos a una dependencia mezquina e insalubre, tanto más efímera cuanto más intensa>>. ¡Chapó! Qué pena poder comulgar sólo teóricamente con esta idea. Súcubos me emponzoñan el alma y arrastran con ellos al averno de las pasiones… È così. Ay.        

miércoles, 6 de noviembre de 2013

111/ Brrr

La indignación me embarga lastimeramente. Sin ambages: he leído dos novelas cortas, negras, de Manuel Vázquez Montalbán. Mi veredicto no puede ser más encontrado y angustioso: un bodrio. Conste que catalogo sin iracundia y sin vanidad de autor. Ya todo me da lo mismo. Soy un lector libre. Libérrimo. O insubordinado. Lo repetiré: lector libre y libérrimo o insubordinado. Y digo con voz alta y clara que no logro topar con un libro moderno, o relativamente moderno, que siquiera roce alturas de jilguero…

     Ambas novelas, encastilladas en Historias de política ficción, airean clichés y estereotipos emulando las de Agatha Cristhie; sin hondura, los personajes; tramas poco hiladas; argumentos tediosos. Hasta hace una de ellas apología del descaro: el detective pronuncia el postrer y famoso y dilucidador soliloquio ante los asesinos al estilo de la señora Fletcher. Lo ya apuntado: irrisorias y ridículas historias (a no ser que fuesen concebidas para un público juvenil que ha leído poco. O ni por esas).

     Confieso: es la primera vez, junto a cuando leí Al fin libre de J. J. Benítez, que he experimentado la inquietante sensación de perder el tiempo leyendo. Brrr. 

martes, 5 de noviembre de 2013

110/ Cuenta Borges... (XXIV)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges, citando a san Agustín, la siguiente preciosidad: In verbis verum amare non verba. En román paladino: Apreciemos la verdad por encima de la palabra. Lo dicho va radicalmente en contra de mis creencias formalistas y lo pondero con gusto. Algo en mí se está mudando. Parece que el maestro no predicó con el ejemplo en Inquisiciones: libro atiborrado de forma y de significantes y de verdad. Otro tropiezo es el relativo a atizar de lo lindo y con brevedad a las palabras Misterio y azul. La primera me es más ajena aunque encierra una “certeza” que me toca dentro. Escribe Borges: <<Tampoco hemos de arrimar la poesía (…) a la mística (…) e imaginar que (…) equivale a un hallazgo de afinidades ocultas y parentescos escondidos; (…) equivócanse de medio a medio los que creen en el alma de las cosas>>. (Ortega, Juan Ramón y María Zambrano ambulaban en sentido contrario. Sé que Borges alude antes a la metáfora y conjeturo que la mística le era, en efecto, cara). Y en cuanto al término segundo: <<Apareado a nombres abstractos el adjetivo azul nada dice>>. Yo veo la vida azul y el mundo y los hombres y el alma me resultan un recabar de tonos azules. Me enamoré de otro azul y me anegué de él. Al leer, tristemente, lo que el bonaerense opinaba sobre este epíteto al que tilda de <<palabreja>> he montado en cólera.

     Voceo: ¡Vivan los azules y que el poeta los emplee como y donde quiera! Lo siento, maestro, pero ahí no parto peras con nadie.

lunes, 4 de noviembre de 2013

109/ Cuenta Borges... (XXIII)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges, a colación del expresionismo, una dicotomía humana en torno a la intelectualidad y lo sensitivo. Vosotros, poetas, advertid lo que dijo: <<El pensativo, el hombre intelectual, vive en la intimidad de los conceptos que son abstracción pura; el hombre sensitivo, el carnal, en la contigüidad del mundo externo. Ambas trazas de gente pueden recabar en las letras levantada eminencia, pero por caminos desemejantes. El pensativo, al metaforizar, dilucidará el mundo externo mediante las ideas incorpóreas que para él son lo entrañal e inmediato. El sensual corporificará los conceptos>>.

     Doy fe de que esto es así. Tal cual. He conocido a hombres pensantes y a hombres sensuales. Yo mismo fui lo último para, luego, ser pensante y quién sabe si no habré de volver al origen. Una cosa he podido experimentar en mi todavía corta vida: que uno no llega a ser lo que pretende sino el montante residual y antitético de su pretensión. Maravillosamente lo expresaría Alejandro Jodorowsky: <<¡Al ser se va por el no ser!>>. Acaso esto justifique mi literatura.

viernes, 1 de noviembre de 2013

108/ Cuenta Borges... (XXII)

(...de Inquisiciones)

    


Cuenta Borges dos rasgos esenciales y transferibles de la escritura de Herrera y Reissig. Uno: la conversión en psicología de hechos del mundo aparencial. Sirvan como ejemplo estos versos: (<<Y palomas violetas salen como recuerdos/ De las viejas paredes arrugadas y oscuras>>). Y dos: una métrica precisa y una temática uniforme. Otra vez, Juan Ramón. Pocos poetas conozco que hablen y no hablen siempre de lo mismo. Hay quien censura esa uniformidad de obra. A mí, con Borges, me parece una genialidad acrecentada con esfuerzo creador. Siento alegría al comprobar que el maestro argentino supo ver lo que yo solo entreví en ciertas tardes de amor peripatético. Entonces leía al de Moguer y Ella (<<blanca y rubia, como luna con sol>>) estaba en cada verso. Pero dejemos el pasado con el pasado y cerremos la jaula a las <<palomas violetas de las viejas paredes>>...    

jueves, 31 de octubre de 2013

107/ Cuenta Borges... (XXI)

(...de Inquisiciones)

    


Cuenta Borges acerca del criollismo una verdad desalentadora: que sus señas de identidad no son sino <<(…) la tristura, la inmóvil burlería (…) [y] la insinuación irónica (…)>>. He empleado el término “desalentadora” por un motivo concreto: hay una desigualdad entre el carácter auténtico del criollo y el que se le endilga. Un americano de ascendentes españoles extravía la pasión de sus antepasados por la quietud de sus ahora-presentes. Algo informa su alma que no casa bien con él. La vida propone y el criollo, pues, nunca dispone. No es ajena a este hecho la literatura. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

106/ Cuenta Borges... (XX)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges una relación literaria inaudita entre E. Fitzgerald y mi querido (y admirado) Omar Khayyam. Desconocía yo el hecho. Y no es otro que: el primero tradujo al segundo a la lengua inglesa. <<La veracidad de esa traducción ha sido puesta en tela de juicio, no su [belleza]>>. La disparidad radica en que en el texto original las estrofas son independientes entre sí. En la traslación, en cambio, esas entidades conforman un poema. Aparte de las licencias que el inglés se permitió y que llegan a ser un mal menor por quedar enterradas bajo la beldad total de la obra.

     El padre de Borges tradujo la versión de Fitzgerald: “(...) [Reemplazó] con asonantes (...) la aguda rima que rige (...) en todas las líneas, con exclusión de la penúltima: proceder que justifica la mayor sonoridad de nuestro lenguaje>>. Quién sabe si alguien no versionó la versión de la versión de la versión original de Omar Khayyam. Seguro estoy que cada una de ellas acoge un alma distinta y en todas late un distinto corazón; atendiendo, por qué no, a una unidad de fondo… O eso quiero creer.   

martes, 29 de octubre de 2013

105/ Cuenta Borges... (XIX)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges que en los libros de Ramón Gómez de la Serna están, individualizadas, todas las cosas del mundo. Coteja al español con el norteamericano Walt Whitman; de la Serna sale victorioso. Whitman enumera los objetos que, hacinados, conforman el Mundo. Su visión es colectiva. No abraza la individuación. Otra comparativa viene a cuento: la de Max Jacob y Renard. Ninguno le haría sombra al español; en su inventiva despunta el ingenio por encima de la condición humana. No agarran la vida huidiza (en palabras borgianas) como sí hace de la Serna. Un dato: las seiscientas páginas de La sagrada cripta de Pombo (Ramón Gómez de la Serna), según el bonaerense, no dejan lugar a la indiferencia lectora. Ni una sola. ¡Ni una! Ya es meritorio.   

lunes, 28 de octubre de 2013

104/ Cuenta Borges... (XVIII)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges la hermosura de los versos de Manuel Maples Arce cuya activación él estriba en dos procedimientos: devolviendo a un adjetivo su significado original y, desde luego, utilizándolo como comparación breve. Ejemplo de lo primero: montaña <<excelente>>. Ejemplo de lo segundo: violín <<oscuro>>, <<atónita>> ventana, calle <<planchada>>, <<huesoso>> invierno, voz <<ojerosa>>. Todo con la mezcolanza de los diferentes dominios de sentidos. 

     Elige Borges estos versos de Andamios interiores, de Maples, como cierre de su averiguación: (<<Así todo, de lejos, se me dice como algo/ imposible que nunca he tenido en las manos>>).

     Lo mismito me sucede a mí con Inquisiciones. 

viernes, 25 de octubre de 2013

103/ Cuenta Borges... (XVII)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges su impresión sobre una teoría metafísica sustancial e inquebrantable: la de Berkeley. Ésta refiere que solo existen las cosas en tanto son advertidas; latinizándola: esse rerum est percipi. Luego cita al filósofo: <<(…) Todo el (…) cielo y (…) la tierra (…) no tienen subsistencia allende las mentes; su ser estriba en que los noten y mientras yo no los advierta o no se hallen en mi alma o en la de algún otro espíritu creado, hay dos alternativas: o carecen de todo vivir o subsisten en la mente de algún espíritu eterno>>. El maestro elucida que Berkeley no era solo pensador sino también teólogo. 

     Spencer objetó la doctrina mentada. Y adujo que a resultas de la premisa principal cabría argüir que la conciencia no es sino ilimitada en su esfera. Borges recusa: <<Cuanto acontece es de orden espiritual; (…) calidad que no afecta (…) a la cantidad de sucesos (…) [del] vivir>>. Spencer no se da por vencido. Razona que siendo la conciencia ilimitada en su esfera, lo es también en el espacio. A lo que Borges contrapone que <<el espacio, según los idealista, no existe en sí: es un fenómeno mental, (…) y siendo parte de la conciencia no puede (…) decirse que ésta hállase enclavada en él>>. Pero Spencer...: La conciencia, además, es infinita en el tiempo. Por lo que Borges...: <<[La] infinitud del tiempo no abarca necesariamente una dilatadísima duración. Suponed (…) que solo existe un sujeto y que todo cuanto sucede no es sino una visión desplegándose ante su alma. El tiempo duraría lo que durara la visión, que nada nos impide imaginar como muy breve>>. Y, por fin, Spencer…: <<Faltando ajenos existires que podrían limitarla en el tiempo o en el espacio, la conciencia debe ser incondicional y absoluta. Todo en ella es autodeterminado; la continuación de un dolor, la cesación de un placer, obedecen únicamente a condiciones impuestas por la misma conciencia>>. Entonces, Borges...: <<El artificio de tal argumentación descansa en el sentido instrumental, personal, (…) mitológico, que [usted, Spencer], introduce en la palabra “conciencia", proceder que nada justifica>>. A salvo queda Berkeley. Quién mandaría al bonaerense, pregunto, meterse en tales berenjenales...         

jueves, 24 de octubre de 2013

102/ Cuenta Borges... (XVI)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges, a propósito de Unamuno, dos certidumbres. Una me acaricia. La otra me abofetea. Son estas: Si alguien juzga que <<la poesía es cosa (…) [para el deleite] y no (…) [para el análisis], le responderé [que versos urdidos con inteligencia] valen al menos tanto como los [auditivos y sugeridores de visiones]>>. ¡Bravo! Ahora la bofetada: <<Y si (…) [hay quien opina] que (…) los momentos más felices de la poesía brotaron no ya de (…) [la pasión] sino de (…) [la técnica], le diré que (…) [esos] no deben impedirnos gustar y (…) elogiar los frutos que de su bajeza proceden>>. ¡Merde! Yo siempre ponderé la técnica por encima de otras consideraciones líricas. No conozco otro poeta cuya técnica sea perfecta, sin un solo error, más que Juan Ramón Jiménez. Todos los demás cometemos fallas y todos nos jactamos de trovadores. Un edificio mal hecho posee techumbre, muros y piso. Aunque esos pisos, muros y techumbre estén apuntalados. O los cimientos se tambaleen. O las baldosas del piso se resquebrajen y dejen asomar lombrices…

     Lo sé. Me cuesta tanto aceptarlo…    

miércoles, 23 de octubre de 2013

101/ Cuenta Borges... (XV)

(...de Inquisiciones)


Cuenta Borges lo paradigmático de González Lanuza en lo relativo al ultraísmo. Con respecto a tan conocida corriente literaria no habría en Lanuza sino un epicentro generacional. Su libro (Borges no aclara cuál libro) <<es arquetípico de una generación>>. Y, otra vez, da muestras de imparcialidad: <<Son inmerecederos de ese nombre los demás (…) Estorba en Guillermo de Torre la travesura de su léxico huraño (…), en Reyes la prepotencia del motivo del mar (…), en Diego la devoción exacerbada de Huidobro (…), en Bernárdez la brevedad pueril de emoción (…), y en [mí] la duradera inquietación metafísica>>.

     Se llama humildad. Echo en falta novelistas y poetas que recelen de su obra y respiren el aire puro de la autocrítica. Muchos creen comerse el mundo de las letras cuando, en puridad (¡ay!), son devorados por él.     

martes, 22 de octubre de 2013

100/ Cuenta Borges... (XIV)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges acerca del yo, con espectacular jerga y soltura dialectal, que la personalidad es una <<nadería>>. Que no existe un <<yo de conjunto>>. Y aprovecha la ocasión para atizar a cuantos escriben centrados en sí mismos: <<El siglo [XIX], en sus manifestaciones estéticas, fue (…) subjetivo. Sus escritores antes propendieron a patentizar su personalidad que a levantar una obra; sentencia que también es aplicable a quienes hoy [siglo XX], en turba caudalosa y aplaudida, aprovechan los fáciles rescoldos de sus hogueras. Pero mi empeño no está en fustigar ni a unos ni a otros, sino en considerar la vía crucis por donde se encaminan fatalmente los idólatras de su yo>>. Y cita a Schopenhauer: <<Un tiempo infinito ha precedido a mi nacimiento; ¿qué fui yo mientras tanto? Metafísicamente podría quizá contestarme: Yo siempre fui yo; es decir, todos aquellos que dijeron yo durante ese tiempo, fueron yo en hecho de verdad>>.

     Tal galimatías de ideas me sugiere dos reflexiones. Una: que los escritores (sobre todo los poetas) caemos en el error del egocentrismo por inercia. Y dos: que ese error acaba convirtiéndose en acierto si nuestra finalidad es persuadir. Hoy el deleite se transfigura en captar atenciones y no hay mejor forma de lograrlo que embutiéndonos en la piel de quien más sufre; o sea: el poeta. Aquellos que me leen desde su yo, el mío, subrayan su propia desventura. Adquiriendo la <<obrita>>, obra u <<obrón>>, lo agradecen. O visitando <<gratuitamente>> las bitácoras… Pueden estar tranquilos: todos los que escribimos somos lectores previos a nuestro yo que sueña y garrapatea o pintarrajea el mundo en negro <<ego>> sobre <<centrismo>> blanco, sepia, azul...  

lunes, 21 de octubre de 2013

99/ Cuenta Borges... (XIII)

(...de Inquisiciones)

Cuenta Borges la topografía de Buenos Aires en prosa poética. Casas y plazoletas que trasparentan el talante de sus habitadores. Las unas pusilánimes; las otras, circunstancialmente majestuosas. Y las calles sin fin cuya aspiración no es vertical sino una horizontalidad laberíntica. Por ellas vagamundea la esperanza que no es otra cosa que <<la memoria de lo que vendrá>>. Estas últimas palabras merecerían, me parece, ascender a la categoría de verso. En sus venas late un pulso poemático. Law šá lláh alguien se atreva con ellas. No son ariscas ni tampoco muerden...        

viernes, 18 de octubre de 2013

98/ Cuenta Borges... (XII)

(...de Inquisiciones)


Cuenta Borges que descubrió a Norah Lange cuando él pretendía saciar el buche de la vanguardia con sus escritos; cuando su anhelo era olvidar la lírica gastada para cursar <<la imagen, la sentencia, el epíteto>>... De la autora que pariera (<<Afuera la noche/ sacudiendo angustias./ Adentro, el corazón/ fresco de amor/ ¡Como una hoja nueva!>>) relata que sus versos quinceañeros resultaban limpios y que fue ella quien dio forma a Inquisiciones

     Confieso que me han entrado ganas de leer a Norah Lange. La he buscado en la red y se me han puesto los pelos como escarpias al descifrar algunas de sus composiciones. Concisas. Intensas. Libres de broza. Implacables de corazón. Ágiles de mano... 

     Su voz, me parece, prefigura (sólo en cierto sentido y, acaso, dejándome llevar por la emoción lectora) la mía. No sé si es el tono o la pulcritud versal o el arte menor o qué… Y a ráfagas, creo, la de Adriana Schlittler Kausch sin parecérsele pero aproximándosele un punto en la manera de inspirar y exhalar el aire… 

     Ya empiezo a sentirme, Norah, seducido por ti. Ya empiezo a amarte con toda el alma.     

jueves, 17 de octubre de 2013

97/ Cuenta Borges... (XI)

(...de Inquisiciones)


Cuenta Borges hasta 9 tipos de imágenes. Uno: <<La (…) que sustantiva los conceptos abstractos”; ejemplo: <<Mas nos llevan los rigores/ Como el pampero a la arena>> (Martín Fierro). Dos: <<La (…) que sutiliza lo concreto>>; ejemplo: <<Las hojas soñolientas y cansadas de sol>> (Lenau). Tres: <<La (…) que aprovecha una coincidencia de formas>>; ejemplo: <<Los pájaros remando con las alas>> (Virgilio). Cuatro: <<La (…) que amalgama lo auditivo con lo visual (…)>>; ejemplo: <<Voz pintada, canto alado>> (Quevedo). Cinco: <<La (…) que a la fugacidad del tiempo da la fijeza del espacio>>; ejemplo: <<Cuando su cabellera está dispuesta en tres oscuras trenzas, me parece mirar tres noches juntas>> (Las 1001 Noches). Seis: <<La (…) que desata el espacio sobre el tiempo>>; ejemplo: <<El puente como un pájaro vuela encima del río>> (Hölderlin). Siete: <<La (…) que desmenuza una realidad, rebajándola en negación>>; ejemplo: <<El hombre es nadería consciente de sí misma>> (Julius Bahnsen). Ocho: <<(…) La que sustantiva negaciones>>; ejemplo: <<Por la oscura región de vuestro olvido>> (Garcilaso). Y nueve: <<(…) La que para engrandecer una cosa aislada la multiplica en numerosidad>>; ejemplo: <<Me arremetió el tropel de un borracho bostezador de bodegas>> (Torres Villarroel).
     Nadie desprecie, sería craso error, la metáfora. Es verdad que la voz `puñal´ equivale a estos adjetivos: frío, filoso, hiriente, inquebrantable, brillador, puntiagudo; como `ausencia de sol y progresión de sombra´ a <<anochecer>>. No invento nada. Todo lo refiere Borges. Él lo interpreta todo.

miércoles, 16 de octubre de 2013

96/ Cuenta Borges... (X)

(...de Inquisiciones)

     


Cuenta Borges que el estilo de Fernán Silva Valdés se nutre de imágenes inéditas trasparentando un arte antiguo. Y que <<a un sentimiento nuevo no le conviene la línea curva de la imagen y sí la derechura del cotidiano decir>>. Y... <<¡Qué grato es entretejer guirnaldas de imágenes alrededor de un tema ya adentrado en la intimidad de las letras!>>. Verdad es, subraya luego el poeta, que Schopenhauer afirmó que las metáforas eróticas son de fácil descifre. Y no menos cierto es que la conciencia que se encarga de alumbrarlas se construye generación tras generación. Por eso, El rancho de Silva Valdés resulta <<(...) bello y no asombroso meramente>>. 

     Creo con firmeza que el carácter intelectual de la imagen cava su propia tumba. Los lectores post-modernos declinan pensar en lugar de sentir. Es lo que yo llamo `la dictadura de las emociones´. No me sitúo del todo en frente. Solo empiezo a estar un poco harto del lirismo de hoy; entiéndaseme: fácil y a vuelapluma.

martes, 15 de octubre de 2013

95/ Cuenta Borges... (IX)

(...de Inquisiciones)

   


Cuenta Borges que Ipuche le deleitaba sobremanera. Más abajo hace una mención que distingue por sexo y a mí me asombra muchísimo: <<Las (…) eficacias que hay en su dicción varonil –adjetivación pensativa, justedad trópica, gracia de narrador– pasan (…) huidizas a flor de la (…) impetuosidad de su verbo>>. Otra mención explicita: <<La lírica andaluza, tan callada de imágenes, (…) ha pluralizado su voz en la soleá y en la soleariya y en la alegría y en la cuarteta y en la seguidilla gitana>>. Y, al final, refiere: Tunc Venus in sylvis iungebat corpora amantum. Al bonaerense este verso de Lucrecio le evoca la imagen de dos cuerpos entregados a la lujuria. Que todo parte de lo gaucho es sabido. Que en ello se encuentre lo universal, no tanto.

lunes, 14 de octubre de 2013

94/ Cuenta Borges... (VIII)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges que <<hay gozamiento (…) en la frase que apenas es posible y que no enciende una señal en las almas>>. Al decir de la literatura gaucha y de Ascasubi no le duelen prendas al maestro. 

     Me quedo con una palabra de ensueño: imbelleza. Y con dos ideas. Una: lo frecuente de la extendida confusión entre novedad y asombro. Y dos: que <<todo arte es una prefijada costumbre de pensar la hermosura>>. Con toda franqueza: lo dudo. En la antedicha frase de Borges cabe El Mundo y éste no es necesariamente hermoso.

viernes, 11 de octubre de 2013

93/ Cuenta Borges... (VII)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges algo sobre la maestría de Cansinos Asséns en el manejo de la metáfora. Declara: <<(…) No es áspera y arrojadiza [sino] (…) espaciosa y amplia y su paradigma menos dudoso está en los narradores árabes o en los grandes latinistas del mil seiscientos>>. Solo una circunstancia le apearía del trono del mejor prosista español: la falta de austeridad. Y es que <<se encariña con todo tema, lo mira demasiado y es indeciso en los adioses>>. Una llamada de atención al ingenuo lector cierra este capitulillo: <<Quiero prometer a quienes examinen sus libros, la más intensa y asombrosa de las emociones estéticas>>. 

     Siento repulsión hacia la palabra examen. Al toparme con ella tirito y me dan convulsiones. Entrego el beneficio de la duda a Borges y pienso que alude a: <<leer con atención>> tan maravillosa obra. He dicho: pienso; léase: anhelo pensar. No es lo mismo.

jueves, 10 de octubre de 2013

92/ Cuenta Borges... (VI)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges que Quevedo fue dual: principesco y zarrapastroso (llevado, es claro, al lenguaje literario). Que fue Proclive a la sutilidad verbal y a la jerigonza picaresca; al soneto y a la jácara. Siendo Quevedo, perpetuamente, psicológico en contraposición con Góngora que fue gramático (enarbolando la bandera del conceptismo)… 

     Y apuntilla Borges: <<(...) [Quevedo] (…) es el empeño en restituir a todas las ideas (…) el carácter que las hizo asombrosas al presentarse por vez primera al espíritu>>. Más, me parece, no se puede decir de un escritor.

miércoles, 9 de octubre de 2013

91/ Cuenta Borges... (V)

(...de Inquisiciones)

    


Cuenta Borges su gratitud a Sir Thomas Browne por la belleza de la obra que gestó y dio a la imprenta. Que en 1642 deflagró la guerra civil en Gran Bretaña: Browne prefirió lo bello a lo bélico y no guerreó. Que la muerte le asaltó el día en que celebraba su alumbramiento. Que <<latinizó>> como Diego de Saavedra Fajardo: sin desaliñar las palabras. Que fue innovador y clásico; lo primero sin asombrar y lo segundo sin “rigideces” de ningún tipo. Que su lenguaje era meridianamente claro hasta en los pasajes más líricos. 

     Borges transcribe un fragmento de Brown que prefigura el ninguneo a que sería sometida la literatura del bonaerense: <<¿Quién nos dirá si los mejores son conocidos, quién si no yacen olvidados, varones más notables que cuantos fueran en el censo del tiempo?>> (Urn Burial, 1658). No se me alcanza si J. L. B. intuiría lo que, a tontas y a locas, se le vendría encima con el correr del tiempo...: inevitablemente, por lo demás.

lunes, 7 de octubre de 2013

90/ Cuenta Borges... (IV)

(...de Inquisiciones)

         


 Cuenta Borges que la metáfora debe ser hecha carne. Y declara: <<Ya no basta decir (…) que los espejos se asemejan a un agua. Tampoco (…) suponer (…) que los pájaros sedientos los beben y queda hueco el marco>>. El camino a seguir, por contra, será este: <<(…) Mostrar un individuo que se introduce en el cristal (…) y que siente el bochorno de no ser más que un simulacro que obliteran las noches y (…) las vislumbres permiten>>. Antes, afirma que en Buenos Aires no ha recalado una sola fábula digna de mención. No sabía, pobre, que eran las suyas las que estaban por llegar y ministrar grandeza a la Argentina. Y al mundo entero. Se habría callado, de haberlo sabido.

viernes, 4 de octubre de 2013

89/ Cuenta Borges... (III)

(...de Inquisiciones)



Cuenta Borges que Joyce cursó la osadía; osadía que le confirió el Ulises. Que lo mismo construyó, en esa obra, una catedral que una carpa circense. Que magistralmente mezcló ficción y realidad. Y que <<su pluma (...) [ejerció] todas las figuras retóricas>>. Y que <<podría invocar el beneplácito de Kant (...) [o] de Schopenhauer>>. Del primero, porque distinguía lo real de lo irreal con ayuda de la causalidad: ésta no existiría en los sueños. Del segundo, porque para él esa diferenciación se explica con el despertar del durmiente: el hombre vigilante sólo vive. Acaba Borges manifestando de manera implícita que lo ininteligible de la obra lo admirará con veneración; como escribió Lope de Góngora. 

     Algo conlleva la buena literatura para que aplaudamos lo etéreo. Barrunto si acaso no será un error y pequemos de sibaritas. O, peor aún, de cacasenos.

jueves, 3 de octubre de 2013

88/ Cuenta Borges... (II)

(...de Inquisiciones)

     
Cuenta Borges que Gómez de la Serna y Cansinos Asséns son y no son análogos. El madrileño experimentaría jugando con las letras. El sevillano emplearía éstas para el sollozo. Y, a la vez, el primero sería trágico en su afán de huir del espíritu castellano a través del juego. Mientras el segundo llegaría a ser lúdico a tenor de una búsqueda alocada de metáforas. En esto ve Borges el corolario de la juventud (una significación banderiza que rige su preferencia).

miércoles, 2 de octubre de 2013

87/ Cuenta Borges...

(...de Inquisiciones)


Cuenta Borges que Torres Villarroel fue émulo de Quevedo. Que no hizo otra cosa en vida sino resucitar al maestro. Que su obra es una parodia chacotera de la de don Francisco. Que éste influyó en él como un sortilegio en cualquier crédulo. 

     Refiere Borges que Torres Villarroel <<fue una provincia [del de Madrid], más alegre y menos intensa que su trágica patria>>. 

     Espero que el avezado argentino dibujase al español en vez de a España. ¿Y no son lo mismo uno y otra: el ser y la patria: el hombre y el lugar donde éste expansiona su interioridad? Yo no sé.

martes, 1 de octubre de 2013

86/ Belleza y dolor

Para ser poeta no hay que haber sufrido previamente. Mi convicción, a machamartillo, sólo se tambalea si topo con frases del tipo: <<¡El conocimiento es dolor!>> o <<¿No ves cuan necesario es este mundo de penas y desventuras para enseñar a la inteligencia y convertirla en alma?>> o <<Le grand malade, le grand criminal, le grand maudit... et le suprême savant>>. Por orden de eclosión las firman Byron, Keats y Rimbaud. 

     Considero que habríamos de especificar, antes, qué es poesía. Ésta no se extingue con el instinto (o la razón) ni con el sentimiento; también la gestan la capacidad de imaginar (o de soñar) y el inconsciente colectivo. La fórmula poesía eres tú resulta acertada y nítida y apunta al centro del meollo. Poésie vendría a significar <<aquello a lo que le corresponde ser porque no puede no serlo>>. Definirla (la poesía) conlleva un error de fondo. ¿Y si la concebimos sin juzgarla?; o, lo que es lo mismo: ¿ni afirmándola ni negándola? Yo siempre defendí la belleza como uno de sus rasgos sine qua non. Hoy, impugno esa idea. Neruda habló de “sangre por las calles”... 

     La poetry se funda, creo, en lo poético. Representa la mirada del “trovador”; no sus “cánticos”. El poema es el disfraz que la lírica se enfunda para parecer humanamente artística. O lo que ve el lector que no es poeta. Intuimos (hay quien lo certifica) que existe el alma. Nadie (conjeturo) la ha contemplado jamás. 

     A diario me pregunto qu’est-ce que la poésie. Antaño la identifiqué con la piel nívea y los ojos azules y el cabello rubio de una muchacha. Qué errado iba. ¿Belleza y dolor como generadores líricos exclusivos? ¿No responde a realidades variopintas la archiconocida y no menos cultivada poesía? Aquéllos sólo son dos de sus posibles inductores. Finalmente ignoro si nacen o se hacen con el poeta.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

85/ S. A. P.

Hay una convergencia sin glosar entre Vicente Huidobro y Juan Ramón Jiménez. Se fundamenta ésta en el pequeño dios y en el nombre exacto de las cosas. La realidad infinita (e inédita) alienta y su mentor es el poeta. Al nombrarla (la realidad infinita e inédita), como un dios breve, la crea.

     Idea, la arriba mentada, que sirve a J. R. J. para cribar los poemas de su Segunda Antología Poética. Ésta ve la luz en 1922. Hierve y los vanguardistas la olisquean: propenden a ella como la llama al oxígeno. El moguereño dejó escrito: “Creemos los nombres./ Derivarán los hombres./ Luego, derivarán las cosas./ Y solo quedará el mundo de los nombres,/ letra del amor de los hombres,/ del olor de las rosas./ Del amor y de las rosas/ no ha de quedar sino los nombres./ ¡Creemos los nombres!”. 

     Yo agrego: ¡No nos baste con darles cuerpo y alma (a los nombres)! ¡Aspiremos a sentirlos! ¿No se piensa, dicen, lo que se siente?…

martes, 24 de septiembre de 2013

84/ Rima rimando...

La rima es (pero no sólo) parte acústica de un poema. Si se pondera íntegramente (probad…) adquirirá rasgos semánticos. Su fonética depende del timbre; ¡y su significación, del entendimiento!: al infravalorarla se peca de bobo y de zoquete. Lo gráfico y lo musical no la agotan. De ello era conocedor quien pudo inventarla en el décimo segundo siglo de nuestra era: el monje Leonius. 

     Rubén Darío, en el prólogo a Prosas Profanas, escribe: <<¿Y la cuestión métrica? ¿Y el ritmo? Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es solo de la idea, muchas veces”. El nicaragüense finiquitó aquello a que Leonius dio principio. 

     Méndez Bejarano, de fino olfato, también la dignifica a su modo: <<La rima no tiene un valor puramente musical, no. La rima posee un gran valor intelectual y se ha de estimar, sobre todo, por su significación>>. 

     Permítaseme un llamamiento a todos los poetas del mundo: ¡Rimad! ¡Que nada ni nadie os arredre! ¡Sed los otros “vanguardistas”! Sí, sí: “Van-guar-dis-tas” (en su acepción de “renovadores”. Renovar: volver algo a su primer estado). Hacedlo… Descubriréis un mundo extraordinariamente sonoro… ¿Acaso, ay, alguien rima hoy? Pues eso.

martes, 17 de septiembre de 2013

83/ De corazón...

En la mañana verde,
quería ser corazón.
Corazón.
(Cancioncilla del primer deseo. 
Federico García Lorca)


Ana me agasajó con un título indeleble: Filosofía y literatura (María Zambrano). Galopaba 2005. Nuestros simposios referían sentimientos y pensamientos desentumecidos: libres de júbilo o de melancolía. Una tarde le dije: Quiero leer a María Zambrano. Y... ¡Cataplum! Concurrió conmigo y con tan singular obra en el aula. Me la dedicó: <<Como todo lo bueno de esta vida, el libro también se ha hecho esperar. ¿Apagaste todas las velas de una vez? Si no, no pasa nada. Muchos besos. P.D.: Y que comamos muchas papas a los tres quesos para celebrar cumpleaños o lo que nos dé la gana. Jajá. ¡Felicidades! 27 de abril de 2005>>. 

     Acababa de descubrirme a M. Zambrano. Yo no busqué a ninguna de las dos: ni a María ni a Ana. Ambas arribaron a mí. Con el tiempo me he percatado de la trascendencia de sendos descubrimientos: para el corazón la camaradería y para el intelecto la erudición. Quid de la doctrina zambraniana es la <<Razón poética>>; no <<histórica>> (Ortega) ni <<pura o práctica o de la capacidad de juzgar>> (Kant). La doctora Bundgaard la describiría de este modo: <<Construcción hipotética, volitivo-imaginativa, que avanza al mismo tiempo expresando certeza y provisionalidad (…)>>. Aunque antes...: <<(…) las más profundas raíces de la (…) razón creadora propuesta por Zambrano se encuentran en la poética vanguardista de García Lorca, [Rafael] Alberti, [Luís] Cernuda, [Emilio] Prados, [José] Bergamín, Pablo Neruda, Octavio Paz, Lezama Lima, y el grupo Orígenes de Cuba (…)>>. 

     Aquella vanguardia no es (de haberla) la de hoy; ni yo, ni Ana, los de ayer; María, ineluctablemente, sí. También, su Razón poética. Ana subsiste en mi frente <<marchita>> y en mi corazón <<grana>>. Cada vez que hojeo el ejemplar aludido evoco aquel día… 

     Me <<sentí>> poeta por vez primera a tenor de L. P. R. Más tarde lo ratificaría Ana con su humor y su perfil sin igual. Hoy la evoco (sobre mi mesa de trabajo Filosofía y literatura...) con <<el corazón en la frente>>; en carne viva la frente. Y con <<la frente en el corazón>>; henchido de memorandos el corazón. 

     Sirva el presente texto para corroborar lo que digo.